Vida, libertad, agua

A medida que se asoman el cambio climático y el desabastecimiento en todo el mundo, ¿luchará la gente por el agua o se unirán para protegerla? Un movimiento mundial de justicia por el agua está demandando un cambio en la ley internacional para garantizar el derecho universal al agua potable para todos.

Es un fracaso colosal de la previsión política que el agua no haya emergido como un asunto importante en la campaña Presidencial de los Estados Unidos. Los vínculos entre petróleo, guerra, y política exterior estadounidense son bien conocidos. Pero el agua—si la tratemos como un bien público o como una mercancía que puede comprarse y venderse—en gran parte determinará si nuestro futuro será pacífico o peligroso.

Los norteamericanos derrochan el agua mucho más que el petróleo. Los Estados Unidos depeden de agua subterránea no renovable para el 50 por ciento de su uso diario, y 36 estados enfrentan ahora una significativa escasez de agua, algunos casi entrando en crisis.

Mientras tanto, la disminución de los suministros de agua alrededor del mundo, el acceso desigual al agua, y el control corporativo del agua, en conjunto con el inminente cambio climático por las emisiones de combustible fósil, han creado una situación de vida o muerte a lo largo del planeta.

Tanto Demócratas como Republicanos han hecho hincapié en flexibilizar la dependencia de Estados Unidos de los recursos de energía no renovable en sus plataformas, pero ninguno de los partidos genera un debate público significativo sobre las amenazas planteadas por la escasez de agua.

Eso no quiere decir que nadie esté prestando atención. De hecho, el agua se ha convertido en una clave estratégica de seguridad y una prioridad de política exterior para el gobierno de los Estados Unidos.

No hay comentarios: