La Sustancia Vital, el Agua


Todos los seres vivos establecen su propio ciclo del agua, consistente en un intercambio continuo con el exterior. Los seres vivos pierden agua permanentemente como consecuencia de la respiración y la eliminación de desechos, en el caso los animales o de la evapotranspiración, en el de las plantas. Esta agua perdida debe ser renovada con agua limpia y pura del exterior. Los océanos constituyen los grandes depósitos de agua. Mediante la evaporación, suministran humedad a la atmósfera. El vapor de agua forman nubes que son transportadas por los vientos. Su condensación y precipitación sobre los continentes supone el aporte necesario de agua dulce para los organismos terrestres. Una parte del agua precipitada es asimilada por los organismos, otra se evapora de nuevo y el resto discurre por los continentes, alguna veces muy de prisa, otra muy lentamente, de vuelta hacia el océano. La población mundial se ha cuadriplicado a lo largo del siglo XX; en el mismo tiempo, el consumo de agua doméstica se ha multiplicado por nueve y el agua industrial se ha disparado hasta 40 veces.

La hidrósfera es la capa de agua que cubre la mayor parte de la tierra y está constituida por los océanos, los mares, los lagos, los ríos, las aguas subterráneas, los hielos polares y montañosos, e incluso, el vapor de agua.

El agua es un compuesto importante para el desarrollo de la vida y para los procesos geológicos, pues permite la erosión de la superficie terrestre al formar grande surcos y meteorizar la roca, transformando los minerales que la componen en otros o disolviéndolas.

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